Antes de emprender el viaje
Cuando la profesora nos habló acerca de este trabajo me sentí interesado, ya que soy una persona que camina mucho. Cuando salgo del colegio voy con mis compañeros hasta la esquina, los despido, me coloco los auriculares y me aislo completamente del mundo exterior, pero la música en sí no es lo que me separa del mundo, son mis pensamientos. Al caminar yo resuelvo mis problemas, acomodo mis horarios y hasta pienso en qué hacer en mi tiempo libre, la música es un leve acompañamiento. Por esta razón es que yo no paseo, solo camino, no le presto atención a los lugares por donde ando, voy sumergido en mi propia realidad. Así que me pareció interesante este trabajo porque iba a poder pasear tranquilamente por mi ciudad natal, algo que en mis 17 años de vida nunca hice. Siempre voy apurado de un lugar a otro sin poder prestarle atención a mi entorno, la Ciudad de la Furia, como dice Gustavo Cerati.
Francisco Juárez
Estoy a punto de comenzar este viaje como extranjero en mi propia tierra. Si dijera que estoy emocionado mentiría. La verdad no se lo que me espera. Tengo una sensación extraña entre, poder salir totalmente maravillado de esta experiencia como también, salir totalmente decepcionado. De qué depende esto? En mi interior reflexiono y creo, no lo afirmo pero, creo que depende de mí. Depende de cuanto estoy dispuesto a despegarme de mi cotidianeidad, de romper con ella y mirar con otros ojos aquello que vi miles de veces. Prestar atención a los detalles, a los paisajes, a esa casa que que todos los días paso por al lado pero que nunca me di cuenta de que tenía un balcón precioso o ese árbol que está enfrente de mi casa y quizás de lo tan alto que es nunca me detuve a mirar su copa.
En fin, estoy acá, a punto de salir y no se lo que me espera.
Juan Cidades
Antes de que el recorrido por Buenos Aires sea un hecho sentía entusiasmo por hacerlo, pero no porque es un viaje sin sentido en la ciudad en la que vivo, sino que pasa por el hecho de haber utilizado una cámara analógica para hacerlo.
Nunca se me había pasado por la cabeza usar esa cámara, en cualquier ambiente o circunstancia, simplemente estaba en mi cuarto guardada con su estuche juntando polvo. Sin embargo, al momento de leer las consignas con mis compañeros, mi pensamiento chocó con esa cámara por distintos motivos. Soy de mirar cine, fotografías y videos documentales hechos en fílmico, por una cuestión de familia más que nada, teniendo a un padre de director de fotografía se puede aprender mucho aunque uno no quiera. “El analógico siempre le va a ganar al digital, es más humano” me dice mi padre siempre que charlamos sobre fotografía, ese es el motivo principal de porqué pensé en esa cámara Fujica, el querer explorar el uso del analógico y también tener la posibilidad de utilizar lo digital (mi celular en este caso) para sacar las fotografías de Buenos Aires.
Teniendo en cuenta esto, mis compañeros accedieron al uso de la cámara, por lo que antes de comenzar el viaje compré un rollo con capacidad de 36 fotografías en una casa de foto y video ubicada a pocas calles de mi casa.
Con los muchachos ya teníamos acordado que íbamos a sacar fotos mayoritariamente mirando para arriba antes del viaje, queríamos capturar los balcones y edificaciones que nos llamaran la atención a cada uno de nosotros.
La noche anterior al viaje le pregunté a mi hermano si podría colocar el rollo de la cámara, lo cual hizo y me preguntó si sabía usarla, a lo que respondí que obviamente no a lo que procedió a enseñarme.
Joaquín Mazzón
El Viaje
Nuestro viaje en la Ciudad de Buenos Aires comenzó por las calles de Belgrano C..Comienzo este viaje y camino. Camino por calles ya transitadas. Una vez más recorro las mismas cuadras, que pareciera que ya me las sé de memoria, pero ahora, al mirar hacia lo alto descubro que no. Descubro algo nuevo, algo que yo, por lo menos nunca había observado. Ese rayo de sol que atraviesa la copa de los árboles, que te deja perplejo y no te permite terminar de describir el color de sus hojas...
Hace frío. Ese viento que anuncia, en cualquier momento, la llegada del invierno, impacta sobre mi cara. Al dejarme las mejillas rojas, observo el paisaje en su totalidad y puedo ver ese mestizaje en la ciudad. Ese mestizaje entre lo viejo y lo nuevo. Entre el resto de la antigua ciudad de Buenos Aires, y la ciudad que ahora se esta construyendo.
Puente. Conexión. Vía..
Eso es el otoño. Ese puente que conecta el verano con el invierno.
El paso de la vida a la muerte.
Nuestra excursión siguió por Palermo:
"Y la ciudad, ahora, es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esa puerta he visto los ocasos
Y antes ese mármol he aguardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
Urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana
Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto."
Jorge Luis Borges
Nuestro viaje concluyó en el centro...
“Buenos Aires es un hombre
Que tiene grandes las piernas,
Grandes los pies y las manos
Y pequeña la cabeza.
(Gigante que está sentado
Con un río a su derecha,
Los pies monstruosos movibles
Y la mirada en pereza.)
En sus dos ojos, mosaicos
De colores, se reflejan
Las cúpulas y las luces
De ciudades europeas.
Bajo sus pies, todavía
Están calientes las huellas
De los viejos querandíes
De boleadoras y flechas.”
Alfonsina Storni